El cantautor y psicólogo Álvaro Antonio representará al país entonando una de sus canciones, el próximo 26 de octubre
Este 26 de octubre, los jardines del Vaticano se engalanarán con el arte de dos costarricenses, cuando se devele un mosaico de la Virgen de los Ángeles en un muro en la Calle de la Madonna.
La obra es de la artista especializada en arte religioso Paula Sáenz, y Álvaro Solano alegrará la actividad con su canción: Oh salve Reina y Virgen de los Ángeles, al compás del tambito, un ritmo característico de Costa Rica.
“Es un honor para mí representar al país en esta actividad con una canción que nos identifica a todos como costarricenses, porque el ritmo recalca nuestro folclore”, explicó Solano.
Álvaro Solano, quien es un destacado músico con cuatro discos en el mercado, combina su pasión por las melodías con su profesión de psicólogo. Desde hace más de 7 años trabaja como profesor de Psicoterapia 1 y Clínica Infantil y del Adolescente, en la Universidad Fidélitas.
Música en las venas
El profesor universitario afirma que la música es su vida y que en su familia traen ese “gusanito” gracias a su papá, quien tocaba la guitarra. Es un gen dominante, pues dos de sus tres hermanos son cantantes.
La música estuvo muy presente desde que era un niño. Desde los 7 años se dedicó a cantar en diferentes agrupaciones infantiles que se presentaban a lo largo y ancho del país.
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En 1997, con tan solo 17 años, inicia su carrera profesional. Ese año participa en un festival en México, consiguiendo un espacio en una agrupación y dándole el impulso que necesitaba para comenzar su carrera artística en México.
“Me mudé a México muy joven, empecé a presentarme con un grupo y aparecí en programas muy importantes de Televisa y TV Azteca. Además, fui corista de Luz Elena González, con quien pude viajar a varios lugares del mundo”, mencionó Solano.
En el 2001 cumple un anhelo y graba su primer disco Obstinado amor. En el 2005 regresa a Costa Rica para integrarse en el grupo musical Marta y los del Barrio. Es parte del conjunto por casi una década.
Pasión
Su música siempre ha estado ligada con otra de sus pasiones: cantarle a Dios. En el 2013 inicia su carrera formal como solista y graba su segundo álbum, esta vez marcado con un acento religioso: Reportándose.
En 2015 ve la luz otro disco con un enfoque de Navidad: Mi regalo y, en el 2017, decide lanzar su cuarta producción musical: Mi Inspiración, de la que se extrae la canción que entonará en el Vaticano.
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Además, fue la canción que inauguró en el 2019 la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá.
“Mi formación siempre fue en la música religiosa. Con ella se puede llegar a fibras diferentes con un mensaje de paz y amor, entrando al corazón de las personas de una manera distinta”, explicó Monge.
El 2020 se convierte en un año retador para todos los artistas: llega una pandemia que nadie esperaba y se detiene todo en el mundo del entretenimiento.
Sin embargo, Álvaro, quien es parte del elenco principal de la Orquesta Filarmónica, tuvo un destello de positividad, pues consigue con su cuarto disco el premio de la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM) a la música religiosa.
Este reconocimiento le da las fuerzas para seguir adelante en momentos donde los artistas y músicos viven momentos de gran incertidumbre cuando deben acatar las medidas sanitarias para impedir el contagio por el nuevo coronavirus.
Años recorridos
A sus 40 años, Álvaro se describe como un cantante versátil, trabajador, esforzado y perseverante.
Agradece profundamente a la vida por permitirle complementar su vida artística con la carrera de Psicología, que inició en la Universidad del Valle de México, donde estuvo por año y medio.
Luego, al regresar a Costa Rica, decide finalizarla en la Universidad Fidélitas. Hoy está a la mitad de una Maestría en Psicogerontología.
Actualmente, ejerce su profesión de psicólogo en un consultorio privado, mientras continúa desarrollando su pasión por la música. Tiene más de 7 años como profesor universitario, impartiendo los cursos de Psicoterapia 1 en Bachillerato, y Clínica Infantil y del Adolescente, en Licenciatura.
“Yo, a los estudiantes, nunca les cuento de mi música (dice entre risas). Son muy pocos los que me reconocen en alguna presentación. Seguro se sorprenderán al darse cuenta”, finalizó Solano.
Álvaro vive con el corazón lleno de agradecimiento y lo único que espera en ambas carreras es que Dios lo continúe sorprendiendo; “Lo importante es seguir trabajando con profesionalismo y perseverancia para que todo salga bien”, destacó.