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Algunas reflexiones del COVID-19 visto desde el ámbito financiero

  1. ¿Qué está pasando con las empresas?

Aparentemente, por esa histeria colectiva, algunas empresas han sido ganadoras como las que se dedican a los productos de desinfectantes, mascarillas, supermercados y otros. Para empresas como FANAL, que recientemente estaba en la picota por las pérdidas reportadas, hoy es una empresa que podría ser muy cotizada para cualquier empresario, ya que cambió su producción de licores, por alcohol en gel y según los reportajes, las 2.000 botellas producidas en un día se acaban en 5 minutos, según Correos de Costa Rica, que también ha sido otro de los ganadores en este escenario.

Pero existen otros sectores como el sector turístico, gastronómico y de transporte, que han sido golpeados duramente, ya que sus ingresos, o llegaron a cero, o se han disminuido a la mitad en el mejor de los casos.  Recientemente escuché a un empleado público decir: “que los cierren a todos”.  Con esa frase lo que evidenció es que no tiene conocimiento de las finanzas públicas. Si el motor de esta economía es el sector privado, y no genera ingresos, tampoco se pagarán impuestos y por lo tanto, tampoco su salario, ni el de miles de trabajadores públicos, pues no tendrán contenido presupuestario, como se dice en el sector público.

Los sectores económicos de la sociedad no están aislados, sino que se entrelazan.   Si no logramos hacer que la producción aumente, la situación del país, con o sin el coronavirus, será cada vez peor.  Así que la importancia, de entender que todas las cosas que hacemos deben ser ejecutadas con eficiencia, calidad y excelencia y no de mediocridad.  Tenemos que aceptar que el COVID nos puso a pensar en esto.

  1. ¿Qué pasa con el empleo?

Como toda organización, los empresarios deberían administrarse y tomar decisiones en función de su realidad. Si tengo un restaurante y me dicen que tengo que utilizar solo el 50% de las instalaciones, no queda otra acción que bajar mis gastos.  Lo más impactante en las finanzas de una organización es y será siempre la planilla, no solo por los salarios, sino por lo que conlleva adicionalmente, cuotas obrero patronales, aportaciones a los regímenes obligatorios de pensiones, el fondo de capitalización laboral, aguinaldos y otras cargas sociales que suman más del 40% adicional para los patronos.

Pero esto nos lleva también a que personas desempleadas, no pagarán impuestos, las empresas bajaran sus utilidades a niveles de subsistencia y por supuesto el Fisco se verá afectado con los ingresos.

Hoy sí creo que puede ser un momento para pensar en que las Operadoras de Pensiones Complementarias repartan en forma automática el Fondo de Capitalización Laboral, ya que podría mitigar, no solo a los desempleados, sino que podrían ser recursos para que los asalariados bajen deudas, consuman o tomen otras decisiones de ahorro, ayudando a dinamizar la economía; que no es suficiente, pero que aportaría, a todas las acciones de reactivación económica que se tienen que implementar.

  1. El paquete tributario.

Viendo estos dos panoramas y sin querer ser exhaustivo en el proceso de análisis, el paquete tributario, que se aprobó como una necesidad para que el país mejorara sus finanzas públicas, aunque era insuficiente, como lo han mencionado los jerarcas del Ministerio de Hacienda, ahora esos ingresos se verán afectados negativamente, ya que serán menores los del sector productivo y con ello, el déficit fiscal muy probable se incremente. Lo anterior nos llevará a situaciones más caóticas de las que esperábamos antes de nuestro conocido Covid-19, que simplemente nos ha dado un golpe para que reaccionemos.

Hoy estamos pensando en la salud de todos nosotros, lo cual es muy importante.  Se han hecho esfuerzos por el Gobierno para mitigar el efecto financiero de los empresarios.  Sin embargo, no podemos olvidar que sigue latente la mayor preocupación sobre cuándo el Gobierno cumplirá con su parte del trato, que es la “disminución del aparato estatal”.

  1. ¿Qué se espera en la parte financiera?

Es de esperar que ante situaciones como las que estamos viviendo, como muy bien lo mencionaron los hoteleros, en Costa Rica se habla de la temporada alta y la temporada verde, pero ahora están en una temporada CERO.

Esto conlleva a que no solo el sector turístico, sino todas las actividades sean afectadas por la implementación de estas medidas.  Ya se tienen más de 10.000 noches de reservaciones canceladas a la entrada de Semana Santa, donde se tiene claro la gran afluencia de extranjeros y nacionales. Pero ahora ni los nacionales podrán llenar esas habitaciones, por mejores que sean las ofertas, porque la recomendación, emitida por las autoridades de salud, que es muy atinada es: “Quédese en casa”.

No hay duda que tendremos las repercusiones en morosidades de los créditos y en algunos casos el cierre de las empresas, dependiendo de la duración de esta pandemia. De nuevo veremos a los bancos recogiendo propiedades, negocios y otro tipo de garantías, que de poco les sirve, porque las instituciones financieras no se dedican a los bienes raíces y tomando en cuenta que las propiedades que se recogen tienen atrasos importantes en sus cuotas, acumulación de intereses, gastos de gestión de cobro y además se le suman los honorarios profesionales, esta tiene que venderse en un precio elevado.  No obstante, quien compra un bien adjudicado quiere una ganga, pero difícilmente la obtendrá.

  1. Alternativas de salida

En otras economías sólidas como Holanda, han tomado la decisión de pedir el cierre de los establecimientos, pero el gobierno subsidia el 95% de las utilidades obtenidas por el período que se tendrá el negocio cerrado. Opción que sería deseable, pero no viable en Costa Rica.

Lo que sí es viable es que tomemos conciencia de que en este barco estamos todos los que habitamos en Costa Rica, ricos, pobres, ticos, chinos, judíos, italianos, colombianos, nicaragüenses y de todas las nacionalidades.   Debemos entender que este no es un problema de la empresa privada o de la pública, sino de todos, y si no salimos adelante juntos, nos hundimos todos.

Como dijo Albert Einstein: “Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado”

Indudablemente es un momento de reflexión para todos. La factura petrolera está dando un respiro, pero como lo indicó don Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central, esto es temporal y debe ser aprovechado, para bajar nuestro déficit fiscal.

Hacer que las cosas mejoren depende de que la empresa privada se reactive, el Gobierno cumpla con su cuota del paquete fiscal relacionado el achicamiento y eficiencia del aparato estatal y sobre todo, que eliminemos burocracias, salgamos de la zona de confort, aprovechando este tipo de situaciones adversas que han demostrado los beneficios que pueden traer.

Se han preguntado, ¿por qué las cosas siguen fluyendo en la sociedad, en una forma razonablemente normal, con teletrabajo, calles con menos tránsito, menos presas de las cuales nos quejamos tanto? ¿Será que requerimos más infraestructura? No dudo que sí, pero será que, cambiando nuestros hábitos de trabajo, de estudio y de consumo, podríamos hacer que generemos un espacio suficientemente amplio, como para aprovechar los recursos, en forma eficiente, con una jornada mixta combinada de teletrabajo y presencial.  Estoy seguro que muchos puestos hoy tienen esa oportunidad y no solo en el sector privado, sino en el aparato estatal, donde se vería aún más el impacto, ya que no se requeriría de tanto edificio, no se tendrían tantos escritorios, tantas salas de reuniones, sino estaciones más eficientes de trabajo y con ello bajar las rentas que se pagan por los alquileres.

Esta es una oportunidad para replantear nuestra forma de desenvolvernos de aquí en adelante.  Veamos qué trámites podemos simplificar o hacer en línea, pero realmente con un afán de ser eficientes, no de justificar puestos.  Qué importa si en al final de unos años trabajamos menos horas, como lo han adoptado otros países, donde se laboran 6 horas o 4 días. La sociedad debe velar por una economía sana, social, económica y financiera, que fortalezca los lazos de amistad entre los pobladores y que nos haga felices de vivir en este extraordinario país.

Por:  Lic. Ernesto Hip Urena M.A.E

Conglomerado de carreras de Administración de Negocios y

 Contaduría Pública Universidad Fidélitas

 

 

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