Se estima que la demanda mundial de especialistas en ciberseguridad ronda los cuatro millones de profesionales, pero con ritmo de crecimiento actual de las las amenazas, el trabajo en la protección de datos e información sensible tenderá a aumentar en esta década.
El 2022 fue un año de cambio en cuanto a la cultura digital: resultó evidente que todas las ventajas de la digitalización vienen acompañadas de una gran desventaja, los ciberataques, con sus consecuentes pérdidas de tiempo, información y recursos financieros.
Pero también hubo esperanza, con la formación universitaria de alto nivel que se requiere para un trabajo en ciberseguridad y con habilidades para la protección de datos y la innovación digital.
En el 2022 la Universidad Fidélitas inauguró la primera Ingeniería en Seguridad Informática 100 % virtual autogestionable de Costa Rica, lo que se traduce en una gran oportunidad para el trabajo en ciberseguridad y le abrió la posibilidad al país de contar con profesionales altamente calificados.
La cultura también es parte del trabajo en ciberseguridad
La principal fuente de ataques que sufren las organizaciones no requiere para su inicio complejas estrategias, solamente un correo y a una persona confiada o descuidada. El ESET Security Report 2022 para Latinoamérica indica que el phishing es la vía de ataque más estable, alrededor de 10 000 detecciones al día; es decir, 7 ataques cada minuto solo en nuestra región.
En este sentido el trabajo en ciberseguridad requiere, también, preparar a las personas y organizaciones, no solo en Costa Rica. Un estudio llevado a cabo en la Universidad Friedrich-Alexander, Alemania, determinó que el 78 % de las personas están al tanto del peligro que significa dar clic a enlaces en correos de desconocidos, pero cuando recibieron el correo de prueba de los investigadores, el 45 % dio clic al link malicioso.
Comprender los riesgos inherentes
El teletrabajo se ha convertido en una realidad para una parte de la población, esto incide en una planificación diferenciada del trabajo en ciberseguridad, debido al uso de redes públicas o domésticas y la perspectiva sugiere que la situación se mantendrá.
Dentro de Latinoamérica, según encuestas realizadas por ESET para su informe, cerca del 80 % de las empresas afirmó estar continuando con una política de teletrabajo, ya sea de manera temporal o permanente.
Pero las compañías se sienten artificialmente seguras, el 52 % afirmó no haber sufrido incidentes de seguridad; sin embargo, dado el aumento de las detecciones, puede reinterpretarse que, en realidad, el 52 % de los encuestados no reconoció o notó incidentes de seguridad (ESET Security Report 2022).
Es evidente entonces que, si solo tomamos en cuenta nuestra región, las oportunidades para una persona graduada de Ingeniería en Seguridad Informática y Ciberseguridad de la U Fidélitas son significativas.
El contexto reciente y las perspectivas futuras
El reporte mundial Axa Future Risk Report evidenció que entre 2018 y 2022 los riesgos de ciberseguridad han ocupado la segunda o tercera posición como riesgo más relevante. Los expertos creen, además, que se convertirán en la nueva normalidad para las sociedades, lo que redundará en mayor trabajo en ciberseguridad para los especialistas.
Esta no es una situación alarmista, es parte del cambio cultural vivido y que el Foro Económico Mundial proyecta hacia adelante.
La ciberseguridad y la expansión del cibercrimen es el riesgo tecnológico que tendrá mayor impacto en los próximos 10 años. Para los gobiernos es el noveno riesgo más relevante, mientras que para el sector privado ocupa el cuarto (Global Risks Report 2023).
La situación en nuestro país
Reportes del Poder Judicial realizados entre 2019 y 2021 registraron 12 960 casos de ciberataque, situación que se volvió más alarmante durante el año 2022, solo en ese año la cifra se disparó a 12 581 denuncias de ciberataques (La Nación).
El trabajo en ciberseguridad aún queda por hacer en el territorio nacional también es fuerte y requiere desde la inversión en tecnología, hasta capacitación de la sociedad en general.
La Contraloría General de la República estimó los costos destinados para atender ciberataques en el sector público en unos ₡15 949 millones dirigidos a equipos, infraestructura, capacitación y asesorías, entre otros.
El monto podría parecer alto, pero si se toma como referencia el gasto ejecutado en 2022 por 8 de las instituciones que sufrieron ciberataques, y suponiendo que un ataque imposibilita que la institución lleve a cabo sus procesos habituales hasta en un 25 % durante 60 días, el costo de oportunidad de un ciberataque ascendería al menos a un 0,47 % del PIB, escenario conservador si se tiene en cuenta que la pérdida de funcionalidad de las instituciones atacadas alcanzó hasta 204 días en algunos procesos (Emergencia Cibernética: obstáculo para la transformación digital y el bienestar social; retroceso para la transparencia y la rendición de cuentas).
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El camino a elegir
Hay un fuerte trabajo en ciberseguridad por realizar en el país, la región y el mundo, tan grande que los expertos creen que el camino son las alianzas público-privadas, debido a que la actividad maliciosa continúa creciendo, con más agresivos y sofisticados ataques que aprovechan la mayor exposición de los sistemas.
Los peligros que se proyectan incluyen la interrupción de los servicios o recursos críticos, como el agua, la electricidad, internet, los sistemas financieros, la seguridad pública, el transporte, la energía y la infraestructura de comunicación (Global Risks Report 2023).
Solo en nuestro país, el Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública (PNDIP) 2023-2026 espera contar con 25.000 personas capacitadas en promoción de la cultura para la ciberseguridad e informática en ciberseguridad, alfabetización digital, entre otros.
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